Según Bert Hellinger, las madres tienen la tendencia de acercar a sus hijos hacia ellas, alejándolos de su padre, lo que también la aleja del mundo y por lo tanto de la vida. Para independizarnos del vínculo simbiótico con nuestra madre, necesitamos a nuestro padre.

Es el primer contacto con la energía masculina y como hijos o hijas necesitamos tomar a nuestro padre para tener la fuerza de ocupar nuestro lugar en el mundo , y con las personas que llegan a nuestra vida.

Llevar a nuestro padre en nuestro corazón, abrazarlo tal y como es y sanar las heridas que nos lo impidieron es un proceso interior profundo que cada uno de nosotros necesita atravesar. Es un reto diferente para cada persona, una herida diferente, y cada viaje que hace nuestro papá es único.

Cómo sanar las heridas del padre

Cuando emprendemos el movimiento interior hacia nuestro padre, abrimos la puerta a la energía masculina que proviene de nuestro sistema familiar en su forma más pura e integramos en nosotros sus cualidades que nos ayudarán a mostrarnos en el mundo. Curiosamente, cuando somos capaces de acoger a nuestro padre tal y como es, se filtran los rasgos que nos hacían rechazarlo.

Para algunas personas, el papel del padre era traerlos a la vida y luego irse y en estos casos, la actitud interior de la madre y la forma en que se relaciona con él va a afectar mucho al niño y su percepción de su padre y la energía masculina. Por ejemplo, si una madre rechaza al padre de su hijo, es posible que un niño inconscientemente no quiera crecer y convertirse en hombre por temor a que ella también lo rechace.

Los niños son muy sensibles a lo que la madre siente por dentro, por lo que aunque no hable mal del padre del niño, si guarda resentimiento hacia él, el niño captará esa emoción y se pondrá del lado de la madre.

Sin embargo, el niño también es leal al padre y cuando la madre rechaza al padre, éste tenderá a asumir los rasgos que más le disgustaban de él para serle también leal, inconscientemente.

A través de estudios del árbol genealógico de muchas personas en consultas o talleres, observe, la celiaquía y muchas adicciones (cigarrillos, alcohol, juego, drogas, etc.) están vinculadas a un padre desaparecido.

Es como si el adicto estuviera tratando de llenar el vacío de su padre a través de la adicción.

En algunas constelaciones del árbol genealógico, le decía al consultante que sufría de alcoholismo, por ejemplo, que imaginara que su padre estaba bebiendo a su lado la próxima vez que bebía, o que le dedicara la bebida a su padre.

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