Para mí, nuestro verdadero propósito fluye en tu vida como una fuerza poderosa que no puede esperar.

Tiene movimiento, está evolucionando y expandiéndose suavemente dentro y fuera de mí.

Está presente en todo lo que hacemos, si nos ponemos el camino de la consciencia.

Me he estado desintoxicando emocional, física, mental y espiritualmente de tantas cosas durante tantos años. Pasando por muchos ciclos de muerte y renacimiento. Alejándome de las formas dañinas y saboteadoras y liberándome de toda la basura que absorbí al crecer, ya sea por: momentos donde la vida me puso a prueba, o yo misma me traicionaba para pertenecer. Crecí en una Provincia Argentina, donde el sueño más elevado de una mujer era y aun es casarse y tener hijos, que es respetable si eso es tu elección.

Ser una mujer en nuestro mundo patriarcal (ahora en ruinas) no fue tarea fácil. Cuando comenzamos como niños en este mundo, vivimos por el día, seguimos nuestros corazones fácilmente y nuestra intuición es mayormente acertada. Pero somos tan impresionables y absorbemos mucho, directa e indirectamente.

Yo todavía hoy me sorprendo por algunas cosas que me desafían, que tienen que ver con mi infancia, cosas que han llegado al inconsciente y quedaron codificadas por ser un simple oyente y hoy muchas veces me encuentro replicando esa situación.

Entonces, lo que hago es observarme a mí misma y a mi diálogo interno, tratar de encontrar las raíces de lo que surge (si es posible), liberarlas, perdonarme y reiniciar con el corazón abierto.

Este des aprendizaje constante requiere una gran cantidad de energía, compromiso y coraje, pero vale la pena.

Seguí purgando durante unos años hasta que me di cuenta de que continuaría moviéndome cíclica mente hacia arriba en la espiral de la vida. Lo que significa que iba a encontrar muchos de estos momentos una y otra vez y que esta repetición es parte del proceso de curar nuestras heridas cada vez más profundamente.

Muchas veces cuando estamos tranquilas, aparece otro desafío, lo importante es no reprimir, sentir la emoción para que podamos relajarnos sabiendo que estamos haciendo lo que podemos para curarnos. Pero la curación interna no es, en su mayor parte, un evento “único”. Por eso ayuda trabajar la confianza, para que podamos rendirnos ante ese reflujos y flujos que se presentan.

Al trabajar la aceptación y mirar a nuestro problema a los ojos y de frente, podemos continuar el camino del crecimiento espiritual y la conexión cuerpo, alma y espíritu, mientras también experimentamos y disfrutamos la vida en este planeta.

Esta es la historia del gran viaje del alma en el que decidimos participar, con la increíble dualidad de estar anclados aquí en la Tierra con Pachamama, con las experiencias llenas de contraste que vivimos aquí a diario, pero, al mismo tiempo somos capaces de atrapar el viento y deslizarnos cuando estamos conectados con el espíritu, con nuestro yo superior, nuestros guías, nuestros antepasados ​​y el Universo.

Cuando entramos en esa corriente, nos lleva de regreso a nosotros mismos, a nuestro centro. Debemos mantenernos firmes y vivir desde ese lugar de entrega, ese lugar de amor incondicional.

¿Te resuena? y queres sanarte mientras sos escuchada y apoyada.

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