Si dividimos nuestra vida en cuatro períodos y nos encontramos con los cuatro Arquetipos Femeninos.

la Mujer en la Menopausia correspondería al Arquetipo de la Anciana.

Establecidos en este Arquetipo, aunque todavía recibiendo la influencia de la Luna en el cielo, ya no derramamos sangre, y es como si toda la sacralidad que él representa quedara concentrada en la mujer.

El Arquetipo de la Anciana representa ese momento de la Vida en el que caminamos lo suficiente para saborear la experiencia vivida, transmutándola en sabiduría.

Además de la profunda comprensión de lo que vivió, la Anciana tiene una increíble habilidad para percibir lo oculto. Ella está en este mundo, pero mucho más en el mundo de lo invisible. Toda mujer pasa por este Arquetipo en la Luna Nueva en el cielo o en la Luna Nueva en el útero (menstruación).

“A diferencia de la mujer que menstrua y que entra en contacto con su poder interior durante su fase menstrual, la mujer posmenopáusica tiene acceso permanente a los planos sutiles, pudiendo cruzar el umbral entre los mundos cuando quiera, sin estar más restringida por su ciclo Adquiriendo esta nueva percepción constante de los dos mundos (la realidad común y no común, o cosmos), la mujer, al conservar su sangre y no derramarla más, se convierte en curandera, chamán, profetisa o sacerdotisa en potencia. eso fue reconocido y valorado en los viejos tiempos, cuando las ancianas eran respetadas como consejeras, guardianas de las tradiciones, intermediarias entre la comunidad y los espíritus ancestrales, maestras de curas, oráculos y enseñanzas transmitidas a las nuevas generaciones.

La Anciana es la sanadora, la curandera, la partera, la bruja. Ella sabrá hacer un té, una oración o una imposición de manos para sanar.

Traerá las palabras adecuadas, guiando y ayudando a los que todavía están en medio del camino que ella ya ha recorrido.

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